La obligatoriedad para integrar el nuevo componente a los combustibles fósiles regirá en cuatro años. La iniciativa contempla beneficios fiscales para quienes inviertan en la producción
De la Redacción de El Litoral/DyN
El Senado convirtió hoy en ley el régimen de promoción de biocombustibles, por el cual se establece que dentro de cuatro años será obligatorio que toda la nafta y el gasoil incluya al menos un 5 por ciento de componentes derivados de sustitutos vegetales. La iniciativa, que fue originalmente presentada por el senador radical Luis Falcó y luego modificada en Diputados, apunta a promover alternativas menos contaminantes a los derivados del petróleo y a reducir la dependencia de los combustibles fósiles, cuya explotación se encuentra en un punto de saturación por la elevada demanda, y con precios internacionales cerca de sus récords históricos.
Si bien entre los senadores de todas las bancadas hubo unanimidad a favor de la sanción de la norma, se apreció una clara diferencia entre el oficialismo, que respaldó los cambios introducidos en la Cámara Baja por pedido del Poder Ejecutivo, y la oposición, que intentó insistir con la versión original que había sido sancionada por unanimidad en el Senado.
La aprobación general de la norma recibió 39 votos positivos y 21 negativos, pero cuando se votó el artículo 15, que por referirse a cuestiones impositivas requería una mayoría especial, el radicalismo acompañó al oficialismo a pesar de que no estaba de acuerdo con el texto que habían elaborado los diputados.
El único artículo que los senadores reintrodujeron del proyecto original fue el 17, que habilita la posibilidad de canjear créditos de carbono, de acuerdo con lo previsto en el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático.
Por tres
La iniciativa define como biocombustible al "bioetanol, biodiésel y biogás que se produzcan a partir de materias primas de origen agropecuario, agroindustrial o desechos orgánicos", el que será mezclado con las naftas y el gasoil en un porcentaje de al menos 5 por ciento.
La obligatoriedad de comercializar esta mezcla empezará a regir recién al cuarto año después de aprobada la ley, para dar tiempo a la investigación y producción a escala. Pero si hay una pyme que hace una inversión para producir biocombustibles, la autoridad de aplicación podrá antes de los cuatro años establecer las condiciones para la mezcla y para fijar el precio de referencia para que tenga mercados asegurados.
Con el fin de promover esta actividad, la iniciativa contempla otorgar una serie de beneficios impositivos a las empresas que se embarquen en la investigación y producción de biocombustibles.
Pero precisamente ése fue uno de los temas que más diferencias generó, ya que mientras el proyecto original de Falcó hablaba de "estabilidad fiscal por 15 años", con el objetivo de garantizar condiciones de inversión, la versión aprobada hoy se refiere a una serie de incentivos de aplicación particular.
Incentivos
Estos beneficios abarcan la devolución de IVA para la adquisición de bienes de capital, un régimen de amortización acelerada para descontar el impuesto a las ganancias y un sistema no explicitado de compensaciones a través de subsidios directos.
Asimismo, el proyecto concede un porcentaje de los beneficios a las pequeñas y medianas empresas y exime del Impuesto a los Combustibles y la Tasa Hídrica a los componentes orgánicos de los biocombustibles.
Este fue uno de los motivos por los que Falcó consideró que "aunque se ha mantenido el 80 por ciento del proyecto original, el 20 por ciento que cambiaron es sustancial. Es casi otro proyecto".
"Le han cambiado hasta el título al proyecto, ya que nosotros hablábamos de investigación y desarrollo, y en la versión de Diputados como régimen de regulación y promoción. Esto habla de la intencionalidad de los cambios estructurales", enfatizó el senador rionegrino.
El titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, Jorge Capitanich, quien actuó como miembro informante por el oficialismo, explicitó otro de los cambios en relación con la autoridad de aplicación.
"En la versión del Senado, la autoridad de aplicación quedaba en manos de una comisión integrada por la Comisión Nacional de Biocombustible, presidida por la Secretaría de Energía, e integrada por Agricultura, Medio Ambiente, Ingresos Públicos y Tecnología. En esta versión que estamos aprobando le corresponde al Poder Ejecutivo, el que establece su integración, en virtud de la Ley de Ministerios", explicó Capitanich.
Alternativas que no generan contaminación
El biocombustible puede producirse a partir de diversas materias primas. En los '80 el país ya tuvo su experiencia con la caña de azúcar y el proyecto alconafta, que la Argentina dejó de lado pero que en Brasil, por ejemplo, siguió adelante en el marco de una política de Estado complementaria a la expansión de Petrobrás en busca de combustibles fósiles.
En nuestro país, la producción en gran escala parece atada en buena medida a la producción de la soja. Al menos en lo que refiere a la provisión de grandes plantas, que harán falta para abastecer el 5 % de cortes de combustibles fósiles que requiere la ley aprobada en el Senado.
Sin embargo, esta modalidad de generación de energía también admite la construcción de pequeñas y medianas plantas de producción de biocombustible, a partir de desechos de los frigoríficos, del algodón, colza e incluso de ricino, planta perenne cuyas semillas contienen gran cantidad de reservas oleaginosas y que podría ocupar tierras no aptas para otros cereales. La otra característica del ricino es que permitiría una triple recolección anual y demanda mucha mano de obra.
El doctor Carlos Querini, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL, explicó que cuando se habla de biocombustibles, "se contemplan tres grandes combustibles renovables derivados de la biósfera: el biodiésel, que surge de realizar una reacción química entre un aceite vegetal o grasa animal y un alcohol; el bioetanol, que resulta de un proceso de fermentación de cereales o de caña de azúcar, y el biogás que se produce por reutilización de desechos orgánicos".
Para el especialista, el rasgo principal en cualquiera de los tres casos es que a partir del uso de biocombustible se reduce la contaminación, por cuanto no genera los gases contaminantes que derivan de la quema de combustibles fósiles.
"Los porcentajes de sustitución con biocombustibles que se prevén son más que importantes para revertir el efecto invernadero. Por cada tonelada de gasoil que se reemplaza por biodiésel, se dejan de emitir a la atmósfera unas 3 toneladas de dióxido de carbono", aclaró Querini.
Algo similar pasa con el etanol, que es la alternativa que más utilizan en EE.UU. y Canadá, y que producen a parti del grano de maíz. "El caso del etanol también es beneficioso respecto de las emisiones: el uso de compuestos oxigenados, como el alcohol, colabora disminuyendo las emisiones de hidrocarburos". "Adicionalmente -añade- presenta buenas propiedades como un alto número de octanos, sin la toxicidad de los compuestos aromáticos como el benceno". Querini explicó que "el biodiésel presenta una muy baja toxicidad y se biodegrada muy fácilmente: tan rápido como el azúcar".
Nueva perspectiva para el agro
La iniciativa aprobada por el Senado promueve la producción de biodiésel a partir de aceites vegetales y animales, de bioetanol a partir de caña de azúcar o maíz y de biogás, a partir de la fermentación de desechos orgánicos.
Para esto, el Estado dará, por medio de un sistema de cupos, incentivos, como la exención o reintegro de algunos impuestos, a los productores de biocombustibles.
Asimismo, la ley obliga, a partir de 2010, a mezclar los combustibles tradicionales con al menos un 5 por ciento de componentes renovables. Esto supone que dentro de cuatro años, Argentina deberá producir al menos unas 600.000 toneladas de biodiésel para mezclar con gasoil, y 160.000 toneladas de etanol para agregar a las naftas.
Con todo, la norma reserva para el Estado la potestad de variar el porcentaje obligatorio para la mezcla de combustibles, como así también la posibilidad de fijar precios para los mismos.
"Es un marco legal de gran importancia para promover una actividad que es estratégica para el país", dijo la directora de Agricultura de la Argentina, Slory Vegenisic.
"Hay un interés muy grande por invertir en esta actividad, tanto por parte de las empresas petroleras, productoras de los combustibles, como por parte de la cadena agroindustrial, principalmente las compañías aceiteras", destacó.
La funcionaria señaló que además del consumo interno, "hay un muy buen mercado externo para Argentina, principalmente en la Unión Europea". La Secretaría de Agricultura creó hace dos años un programa de biocombustibles para investigar cultivos alternativos, para producir esos combustibles y brindar asesoramiento para los inversores interesados en el negocio.
Oportunidades
En la provincia de Santa Fe son varios los proyectos de inversión. El grupo Vicentín ya presentó ante Néstor Kirchner y Jorge Obeid su iniciativa para instalar una planta de biodiésel en San Lorenzo. La firma Fimaco, de Esperanza, produce plantas para la fabricación de biodiésel. Clasificaciones Murphy SRL está desarrollando una planta para autoconsumo que le suministrará unos 8 mil litros diarios de biocombustible. Agricultores Federados Argentinos también tiene en carpeta una planta de biodiésel en el sur provincial, al igual que la comuna de Sancti Spiritu. La conveniencia económica del biocombustible y su factibilidad técnica permite tanto iniciativas para consumo propio como proyectos para abastecer el mercado interno y exportar.
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