La Lista Roja que alerta sobre las especies sudamericanas en peligro de extinción
En el inventario, que elabora la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), figuran 10.930 animales y vegetales, es decir, el 40 por ciento del total existente. En el capítulo sobre Argentina se incluyen 1.684 especies, de las cuales 194 se encuentran amenazadas, y 12 en estado crítico.
El cuarenta por ciento de especies de América del Sur incluidas en la Lista Roja de la UICN se encuentran amenazadas, lo cual es una seria voz de alerta para los países que conforman la región de mayor biodiversidad del planeta.
Son 10.930 especies que han sido evaluadas bajo las categorías y criterios de la UICN de las cuales 4.118 se encuentran amenazadas, debido a la pérdida del hábitat, condiciones de pobreza y uso no sostenible de los recursos naturales, especies invasoras y el cambio climático, entre otras causas.
Asimismo, 29 especies han sido declaradas como extintas y 6 como extintas en estado silvestre, lo que significa que sólo quedan pocos ejemplares en cautiverio.
Las especies amenazadas en América del Sur incluyen uno de cada cuatro anfibios, al menos el 15% de los mamíferos y el 10% de las aves. “La Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN nos pone en contacto con la realidad de la extinción de las especies provocada por los seres humanos y nos lleva a promover acciones urgentes para evitar la pérdida de biodiversidad y el detrimento de los medios de vida de las poblaciones locales” dijo Robert Hofstede, Director Regional ad interim de la Oficina de la UICN para América del Sur.
Algunos ejemplos de especies de América del Sur incluyen por primera vez especies de corales, como los de Galápagos, tres de los cuales han sido incluidas como amenazadas en la Lista Roja de la UICN de 2007: dos como en peligro crítico, el coral de floreana y el de Wellington, y una como vulnerable. Las poblaciones de estas tres especies han declinado drásticamente desde 1982, debido al cambio climático y al fenómeno de El Niño.
Asimismo, el Podocarpus pendulifolius, una conífera endémica de Venezuela, evaluado como “datos insuficientes” en la Lista Roja 2006, se incluye ahora como “en peligro”, sumándose a otras especies amenazadas de árboles como la caoba o el cedro que se encuentran como vulnerables, debido a la alta presión comercial.
El Austrolebias cinereus, un pez de agua dulce que solamente está en un pequeño río temporal en la cuenca baja del río Uruguay, ha entrado por primera vez en la Lista Roja de la UICN del 2007 como especie en Peligro Crítico. Mayores esfuerzos de investigación y evaluación son necesarios para estas especies de agua dulce que en muchos casos son sustento para la alimentación de las comunidades locales ribereñas.
Especies marinas como el pez guitarra brasileño, han subido de categoría de amenaza en la nueva versión de 2007, de “en peligro” a “en peligro crítico”, debido a las capturas dirigidas de años anteriores y la actual vulnerabilidad a la pesca incidental, así como la degradación de su hábitat.
En Argentina hay 1.684 especies incluidas en la Lista Roja 2007. De éstas, 194 se encuentran amenazadas; 12 de ellas en peligro crítico; 52 en peligro y 130 vulnerables. Entre las aves hay 49 especies amenazadas, al igual que 30 especies de peces, 29 mamíferos y 29 anfibios.
La información de la Lista Roja ha permitido que varios países de América del Sur lleven adelante esfuerzos de evaluaciones nacionales, a través de las iniciativas como el desarrollo de Libros Rojos en Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador. En otros países, se fortalecen procesos de construcción de Listas Rojas, impulsando el esfuerzo de investigadores locales, como los casos de Uruguay y Bolivia.
En Brasil, la organización no gubernamental Biodiversitas realiza una evaluación periódica de las especies de fauna, a través de una base de datos que está disponible en internet.
La información obtenida en los Libros Rojos sirve tanto a los investigadores, como a los estudiantes, así como a aquellas autoridades encargadas de tomar decisiones. También constituye una información valiosa para que los países conozcan las amenazas a su biodiversidad y fortalezcan sus objetivos nacionales e internacionales de conservación, como los referidos al Objetivo 2010 de la Convención de Diversidad Biológica.
Arturo Mora, oficial de programa de UICN-Sur comenta que “además de la valiosa información que los procesos de Listas y Libros Rojos nacionales aportan a un país, esta información debe ser vinculada a los procesos locales de desarrollo, conservación y uso sostenible de la biodiversidad en cada región”.
Son 10.930 especies que han sido evaluadas bajo las categorías y criterios de la UICN de las cuales 4.118 se encuentran amenazadas, debido a la pérdida del hábitat, condiciones de pobreza y uso no sostenible de los recursos naturales, especies invasoras y el cambio climático, entre otras causas.
Asimismo, 29 especies han sido declaradas como extintas y 6 como extintas en estado silvestre, lo que significa que sólo quedan pocos ejemplares en cautiverio.
Las especies amenazadas en América del Sur incluyen uno de cada cuatro anfibios, al menos el 15% de los mamíferos y el 10% de las aves. “La Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN nos pone en contacto con la realidad de la extinción de las especies provocada por los seres humanos y nos lleva a promover acciones urgentes para evitar la pérdida de biodiversidad y el detrimento de los medios de vida de las poblaciones locales” dijo Robert Hofstede, Director Regional ad interim de la Oficina de la UICN para América del Sur.
Algunos ejemplos de especies de América del Sur incluyen por primera vez especies de corales, como los de Galápagos, tres de los cuales han sido incluidas como amenazadas en la Lista Roja de la UICN de 2007: dos como en peligro crítico, el coral de floreana y el de Wellington, y una como vulnerable. Las poblaciones de estas tres especies han declinado drásticamente desde 1982, debido al cambio climático y al fenómeno de El Niño.
Asimismo, el Podocarpus pendulifolius, una conífera endémica de Venezuela, evaluado como “datos insuficientes” en la Lista Roja 2006, se incluye ahora como “en peligro”, sumándose a otras especies amenazadas de árboles como la caoba o el cedro que se encuentran como vulnerables, debido a la alta presión comercial.
El Austrolebias cinereus, un pez de agua dulce que solamente está en un pequeño río temporal en la cuenca baja del río Uruguay, ha entrado por primera vez en la Lista Roja de la UICN del 2007 como especie en Peligro Crítico. Mayores esfuerzos de investigación y evaluación son necesarios para estas especies de agua dulce que en muchos casos son sustento para la alimentación de las comunidades locales ribereñas.
Especies marinas como el pez guitarra brasileño, han subido de categoría de amenaza en la nueva versión de 2007, de “en peligro” a “en peligro crítico”, debido a las capturas dirigidas de años anteriores y la actual vulnerabilidad a la pesca incidental, así como la degradación de su hábitat.
En Argentina hay 1.684 especies incluidas en la Lista Roja 2007. De éstas, 194 se encuentran amenazadas; 12 de ellas en peligro crítico; 52 en peligro y 130 vulnerables. Entre las aves hay 49 especies amenazadas, al igual que 30 especies de peces, 29 mamíferos y 29 anfibios.
La información de la Lista Roja ha permitido que varios países de América del Sur lleven adelante esfuerzos de evaluaciones nacionales, a través de las iniciativas como el desarrollo de Libros Rojos en Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador. En otros países, se fortalecen procesos de construcción de Listas Rojas, impulsando el esfuerzo de investigadores locales, como los casos de Uruguay y Bolivia.
En Brasil, la organización no gubernamental Biodiversitas realiza una evaluación periódica de las especies de fauna, a través de una base de datos que está disponible en internet.
La información obtenida en los Libros Rojos sirve tanto a los investigadores, como a los estudiantes, así como a aquellas autoridades encargadas de tomar decisiones. También constituye una información valiosa para que los países conozcan las amenazas a su biodiversidad y fortalezcan sus objetivos nacionales e internacionales de conservación, como los referidos al Objetivo 2010 de la Convención de Diversidad Biológica.
Arturo Mora, oficial de programa de UICN-Sur comenta que “además de la valiosa información que los procesos de Listas y Libros Rojos nacionales aportan a un país, esta información debe ser vinculada a los procesos locales de desarrollo, conservación y uso sostenible de la biodiversidad en cada región”.
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