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martes, 9 de octubre de 2007

17 de Octubre

martes, 9 de octubre de 2007

UN SOLO GRITO, UN SOLO NOMBRE... reza el himno peronista

Recordaba el escritor LEOPOLDO MARECHAL, como vivió el 17 de Octubre de l945, decia: “Era muy de mañana....El coronel Perón había sido traído ya desde Martín García, donde estaba detenido. Había renunciado al cargo de Vice presidente, Ministro de guerra y a la Secretaria de Trabajo y Previsión, por la presión del Ejército. Mi domicilio era este mismo de la calle Rivadavia. De pronto me llegó desde el oeste un rumor como de multitudes que avanzaban gritando y cantando por la calle Rivadavia: el rumor fue creciendo y agigantándose, hasta que reconocí primero la música de una canción popular y en seguida su letra: “Yo te daré, te daré, Patria hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con P, ¡Peróooon!. Y aquel “Perón” retumbaba periódicamente como un cañonazo..... Me vestí apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo a la Plaza de Mayo. Vi, reconocí y amé a los miles de rostros que la integraban: no había rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su líder. Era la Argentina “invisible” que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar sus millones de caras concretas y que no bien las conocieron les dieron la espalda. Desde aquellas horas me hice peronista.......”

El 17 de octubre es una fecha bisagra en nuestra historia como argentinos pese a quien le pese, más allá de las pasiones que nos movilicen jamás podremos olvidar.

Según cuenta Don Arturo Jauretche, un día antes, se había encontrado con un dirigente forjista de la localidad de Gerli, quien le preguntó: ¿Qué hacemos mañana, doctor?. Contesta: ¿Mañana? ¿Qué pasa mañana?. Le responde: Y ....la gente se viene para Buenos Aires....¡No los para nadie! Todos están con Perón... Contesta: ¿Y quién organiza eso?. Responde: ¡Qué sé yo! Nadie.....Todos... ¿Que hacemos nosotros? Jauretche confiesa que nada sabía de semejante movimiento. Pero no vaciló. Mirá, si es así, cuando la gente salga, ¡agarrá la bandera del comité y ponete al frente....! Y cuenta: Que ese dirigente Pedro Arnaldi movía treinta votos en la localidad de Gerli. El 17 de Octubre a la madrugada pasó el puente Pueyrredón con su bandera al frente de diez mil almas....

Lo que ocurrió aquella tarde es difícil o acaso imposible de describir ordenadamente. La confusión y el caos, tanto en la Casa de Gobierno, donde estaba el Presidente Farrel, como en el Hospital Militar, donde se encontraba Perón. Solo en la Plaza de Mayo había una absoluta seguridad en la acción: la multitud seguía empeñada en un solo objetivo: ver y escuchar a Perón.

No había silencio, sino gritos repetidos: ¡Perón! Miles de voces

aclamaban a un nuevo líder popular. Eran los mismos que había desenganchado los caballos cuando llevaron el cadáver del Peludo Yrigoyen. Eran el mismo pueblo huérfano que ahora encontraba alguien que sabía escuchar sus penurias, alguien que hablaba su idioma. Eran los mismos que decían: ¡Queremos a Perón!

Era el resurgir del pueblo, ese pueblo postergado volvía a la escena, ese pueblo que había caído en el 30´ con Irigoyen, hoy estaba de pie junto a un nuevo líder político Juan Perón y la ada madrina de los argentinos Eva Duarte (Evita). Seguía alzándose el griterío desde todo el volumen de la plaza. Algunos, le alcanzaron una bandera Argentina a Perón, que la tomó y la hizo flamear entre la clamorosa ovación de la multitud. Después del discurso del Presidente Gral Farrell, el locutor invitó a cantar el Himno Nacional, luego volvió el griterío, el nombre de Perón repetido mil veces, con su redonda y sonara eufonía. Al fin apareció nuevamente en el balcón y se dispuso a hablar. Una explosión de multitud saludó su primera palabra: ¡TRABAJADORES!.

Algo que me impacta hasta el día de hoy, es ver la imagen de la gente mojando sus pies en las fuentes frente a la casa de gobierno, era el pueblo disfrutando de cosas sencillas en la plaza de todos los argentinos y no la del a oligarquía. Había tanta naturalidad, tanta espontaneidad, tanta emoción, tanta esperanza, tanta grandeza de ese pueblo. Es seguro que hubiese estado allí, habla alguien que no viene de raíz peronista, que de grande comienza a entender y sentir ese canto que viene del corazón. Daría mis 40 años de mi vida a cambio de un día, un solo día de Juan Perón.

Es un sencillo homenaje a aquel 17 de octubre. Salud pueblo argentino.

Salud Presidente Kirchner que este día sirva como guía.

Era el pueblo de Mayo quien sufría no ya el rigor de un odio forastero, sino la vergonzosa tiranía del olvido, la incuria y el dinero. El mismo pueblo que ganara un día su libertad al filo del acero tanteaba el porvenir; en su agonía le hablaba sólo el Río y el Pampero. De pronto alzó la frente y se hizo rayo

(¡Era en octubre pero parecía Mayo!)

Prof. Müller José

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