Atentado suicida en un balneario en el sur de Israel: 4 muertos
Shlomo Slutzky TEL AVIV. ESPECIAL PARA CLARIN sslutzky@clarin.com
En el primer ataque suicida en 9 meses en Israel, tres civiles israelíes y el terrorista que se detonó murieron ayer en Eilat, un tradicional balneario del sur del país que hasta ayer no había sufrido atentados.
La explosión se produjo a las 9.40, hora local, en el centro comercial "Isidore", en un barrio relativamente alejado del centro de la ciudad en la playa del Mar Rojo. Fue en una pequeña panadería, que acababa de abrir al público, lo que explica el reducido número de víctimas.
La cámara de seguridad de un kiosco vecino a la panadería captó a las 9.36 a un joven de camisa roja con una mochila mientras pasaba por la puerta del kiosco y entraba al negocio de al lado. Después se observa una explosión que hace retumbar las paredes del kiosco.
"Eran dos amigos, dos jóvenes emprendedores de Eilat que hace unos meses decidieron abrir la panadería en el pequeño centro comercial", cuenta a Clarín Miriam Leston, la presidenta de la filial local de OLEI, la Organización Latinoamericana en Israel, que representa a los 4.000 latinoamericanos que viven en la ciudad, un 10% de la población.
"La verdad es que vivíamos con la sensación que 'acá no puede pasar'. Así fue durante la guerra del Golfo, cuando caían misiles iraquíes sobre Tel Aviv y Haifa, o con los atentados suicidas en la Intifada: acá sólo sol, mar y tranquilidad. De repente, la gente se siente desprotegida, como si el centro del país se nos hubiera acercado...". "Espero que no afecte aún más la golpeada industria turística del lugar".
El domingo a la mañana había llegado a Eilat toda la jefatura de la policía y los servicios de seguridad, para revisar potenciales "agujeros" en la seguridad local, a partir de informaciones de posibles intentos de atentados suicidas en la ciudad.
La policía y la gendarmería apuntaron a los 250 kilómetros de frontera sin cerco ni controles con Egipto desde el sur de la franja de Gaza hasta Eilat como una fuente de problemas. En los últimos años la atraviesan clandestinamente traficantes de drogas y mujeres que son vendidas a la prostitución en Israel, pero estaba claro que la pueden atravesar también terroristas que lleguen desde la península del Sinaí. Los oficiales observaron, lamentaron la falta de medios para frenar el potencial terrorista y tomaron decisiones a corto y mediano plazo. Demasiado tarde.
El mismo domingo Mohamed Al-Saqsaq se despedía de su madre en la ciudad de Gaza, luego de confiarle que iba a inmolarse y dejarle en sus manos un fusil ametralladora de tipo Kalashnikov con el que apareció en el tradicional video en el que anuncia su deseo de convertirse en mártir por Dios y por Palestina. La Jihad islámica y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, vinculadas a Fatah, reivindicaron de manera conjunta el atentado.
El ataque causó un fuerte impacto en el gobierno israelí y un fuerte rechazo de la comunidad internacional. El premier Ehud Olmert advirtió que continuará "la lucha contra los terroristas y quienes los envían".
Irónicamente, un alto oficial retirado del ejército israelí, Yossi Tubiansky, había confundido al palestino en las afueras de Eilat con uno de los empleados que llegan atrasados a su trabajo en los hoteles y le ofreció trasladarlo.
El palestino de 21 años se sentó en el asiento trasero, lo que —junto con la conducta y la vestimenta exageradamente abrigada del joven— despertó las sospechas de Tubiansky: "Algo no olía bien con ese pasajero, que no hablaba hebreo y parecía muy nervioso. Entonces elegí un camino lateral a Eilat. En un momento el joven me dijo que frenara y salió. Yo lo seguí con la mirada mientras llamaba a la policía, que llegó tarde, poco después del estallido".
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