Me decía un amigo: “Quieren ponerte como ejemplo ante tus colegas, para que sepan el destino que tendrán si transitan tu camino”. Quiero creer que es iniciativa de algún trasnochado que pretende ser más papita que el Papa. Me preocupa el silencio de las primeras líneas.
Los gobiernos de Binner y Barletta hicieron correr la versión de que fui un “privilegiado” de la gestión anterior en referencia a la pauta publicitaria por la postura periodística. Es una gran mentira. El multimedio del cual soy cara visible nunca ha tenido el reconocimiento económico si lo comparamos con otros medios santafesinos (teniendo en cuenta su importancia y cobertura provincial). Tenemos un semanario de distribución gratuita en 22 ciudades, un programa semanal en 62 localidades y un diario digital con 32.000 visitas diarias en la provincia. Somos un referente creíble en temas políticos.
Los únicos pecados periodísticos que cometimos fueron haber hecho públicos los bloopers de Binner y un informe que demostraba que la inundación de marzo del 2007 no se pudo prever ni se hubiera solucionado instalando 100 bombas porque no se podía sacar el agua que cayó en 3 días. No fue una opinión personal, fue la conclusión de un ingeniero hídrico que analizó todo lo ocurrido. Fue otra mirada respecto a los distintos análisis politizados que se realizaban en esos días. Para el autoritarismo de izquierda fue tomar posición. El tiempo, que da revancha y coloca las cosas en su lugar, nos está dando la razón. Barletta abrió el paraguas con el decreto de la emergencia hídrica y la comisión investigadora que pedía justicia; sólo le interesó sacar un rédito político en medio de una campaña electoral.
La conformación de la comisión investigadora de la gestión de Balbarrey va a permitir conocer muchas cosas, sobre todo en el mundo periodístico. Este periodista se va a presentar ante dicha comisión para que descubramos quién es quién y cómo cotizaron en la gestión anterior. Les aseguro que se van a sorprender. Hay apellidos ilustres que llegaron a cometer ilícitos certificando emisiones de publicidad de medios inexistentes, que facturaron fortunas y hoy son parte del esquema de la actual gestión. Ojalá esta comisión no recorra el mismo camino que la anterior, sólo para posicionar al presidente en los medios.
Estoy cansado de la hipocresía y soberbia de algunos funcionarios. Por estas hora lucho conmigo mismo para resolver correctamente qué actitud tomar ante todo lo expuesto.
Por momentos quiero hacer un paso al costado para no perjudicar a las 10 familias que viven del multimedio Sin Mordaza; por el otro, mi orgullo escorpiano me dice que no debo parar porque estaría matando mi espíritu emprendedor que es la esencia de mi vida.
Lo ocurrido en la sala de periodistas de Casa de Gobierno me pareció un hecho muy grave. No hay explicación sobre sus conductas, muchos de ellos han estado compartiendo los festejos de los 7 años de Sin Mordaza (ver nota aparte). A los eternos oficialistas, que buscan como perros falderos la caricia de su amo, les digo que la consideración y el respeto profesional se consigue con trabajo y no haciendo campañas sucias.
El viernes, en el agasajo a la prensa, el presidente de la Cámara de Diputados cerró su discurso invocando a Voltaire con la frase “no estoy de acuerdo con lo que dices pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”. De todo lo que escuché esta semana fue lo único que me llegó con sinceridad porque Eduardo Di Pollina es uno de los pocos funcionarios de este nuevo gobierno que nos abrió sus puertas desde el primer día y no hizo distinciones.
La mordaza más dura para los medios independientes es el quite de la pauta oficial.
Ojalá que los funcionarios de turno, nacionales, provinciales y municipales se comprometan a defender el derecho de los ciudadanos a tener varias campanas sobre una misma noticia.
Hasta la próxima.
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