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martes, 3 de junio de 2008

El gobierno y el conflicto con el campo

martes, 3 de junio de 2008

El Litoral

Se enciende una "luz amarilla" en las finanzas de la provincia

Ángel Sciara reveló una caída de los ingresos en mayo, y en consecuencia, un caudal de recursos por debajo de lo presupuestado. Dijo que es necesario manejarse con prudencia. Confirmó que adelantarán el pago del aguinaldo, pero descartó nuevos aumentos salariales.


Por Ivana Fux

La desaceleración del crecimiento económico, la caída del Impuesto a las Ganancias y la retracción que se está produciendo por el paro del campo, desdibujaron el escenario original con el que Hermes Binner asumió y pensó que gobernaría al menos en los primeros años. En diálogo con El Litoral, el ministro de Economía, Ángel Sciara, sostuvo que están frente a un cuadro que los obliga a manejarse con “prudencia”. Confirmó una “caída” de los ingresos en mayo, y admitió que ello preocupa porque es necesario superar los recursos presupuestados para poder hacer frente a la política salarial 2008. En ese contexto, confirmó la reprogramación de gastos, que había adelantado el gobernador.

“Ésta es la comparación válida: cuánto se presupuestó que iba a ingresar y cuánto es lo que efectivamente ingresa en mayo. Y por lo que vemos, la provincia tendrá que recomponer totalmente la estimación de sus ingresos futuros”, advirtió. El ministro recordó que el escenario de enero-febrero en el que se proyectaron los ingresos se “desdibujó” a partir de marzo, y sumó “una aparente subdeclaración de Ganancias en un 20 %”, que repercute en la provincia porque es un impuesto coparticipable.

“Nuestros ingresos efectivos están a nivel de lo presupuestado en el caso de la recaudación propia, pero por debajo de lo proyectado en enero y febrero, por el impacto de la política salarial. En otras palabras, si ingresan menos recursos que los presupuestados, vamos a tener que recomponer la programación del resto de los gastos para poder hacer frente al aumento de la masa salarial otorgado en febrero”, comentó.

Reprogramaciones

—¿Esa política salarial no se absorbía con el supéravit de 2007?
—Una parte; el superávit alcanza para absorber cerca de un tercio de esa política salarial que le costó al Estado alrededor de mil millones.

—¿Y el resto?
—Se tiene que absorber con lo que se genere de ingresos adicionales este año. Esa sería la lógica para poder seguir teniendo una economía sin problemas.

—Entonces ¿la reprogramación excede la obra pública?
—Sí, por supuesto. Lo que ocurre es que algunos gastos tienen cierta inercia difícil de contener. En el caso de la obra pública, si no está iniciada se la demora y si está iniciada se la reprograma. Para esto, hay que trabajar con los contratistas en un proceso de negociación que implique reprogramar y no cancelar. Se reprograma dando seguridad de que la reprogramación va a ser cumplida.

—¿Qué pasaría con los gastos corrientes, por ejemplo los sueldos?
—Ahí hay rigidez. Estas rigideces a veces no pueden ser rotas ni flexibilizadas. En consecuencia uno hace una escala de las cosas que son rígidas y de las que no. En general y esto es común en todo proceso de ajuste, lo que más fácil se ajusta es la obra pública.

—¿Pero alcanzará sólo con eso?
—Veremos. No lo sabemos ahora, porque ignoramos no sólo la magnitud de lo que nos espera; sino también cómo va a evolucionar este conflicto que hoy distorsiona las proyecciones iniciales; no sabemos muchas cosas. Lo que sí sabemos es que tenemos que trabajar en escenarios alternativos y en eso estamos.

—¿Define el cuadro como preocupante?
—Por supuesto. Es un cuadro preocupante donde vemos que lo que pensábamos que podía ser un amesetamiento de los ingresos ya se traduce en caída, según los datos que tenemos del mes de mayo.

—¿La única causa de ese comportamiento de los ingresos es el paro del campo?
—Quizá echarle la totalidad de la culpa al campo sea una exageración. Parte de esta situación proviene de un conflicto no resuelto. Pero sin aventurar demasiado, también podría estimarse que en un país en el que podríamos estar creciendo tranquilamente al 10 % por una situación muy favorable de los términos de intercambio para las producciones argentinas, sin embargo, no se ha sabido acompañar esta situación externa con decisiones de políticas públicas e internas que permitiesen el aprovechamiento. Con lo cual, no vamos a estar creciendo al 10 %, sino muy por debajo. Esto genera que todas las proyecciones que se hicieron, creciendo al 8,5 %, las vamos a tener que revisar.

—¿Este contexto condiciona los posibles créditos externos que la provincia gestiona?
—Creo que no. La provincia sigue teniendo condiciones interesantes para los organismos internacionales como su bajo endeudamiento. No debemos olvidarnos, igualmente, que quien nos autoriza para contraer deuda es la Nación. Ahí tenemos un capital interesante. Igualmente, conseguir créditos internacionales en este contexto, con estos trámites y estas exigencias es un proceso que demora. Conversando con una misión del Banco Mundial y otros organismos, veíamos que con muy buen ritmo de gestión, uno no puede estar antes de un año en condiciones de firmar ningún préstamo internacional, por lo que pensamos que esos recursos los podríamos tener recién para mediados o fines del 2009. Eso es así, y nos obliga a seguir trabajando porque parar significa perder inercia, capacidad y entusiasmo, y uno siempre tiene que pensar que en algún momento la luz del túnel se hace más visible.

—A propósito, ¿se enciende una luz amarilla en las finanzas de Santa Fe?
—Yo diría que sí. Hoy tengo una luz amarilla encendida. Lo que dice esa luz es precaución, como en el semáforo.

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