Finalmente el justicialismo pagó por todos sus errores de 24 años de gobierno

Más allá de las virtudes de la última gestión, se olía y percibía en el ambiente. Más allá de las dudas que pueda generar el flamante gobernador, su triunfo es legítimo y precipita una sana renovación y oxigenación en la provincia.

Fuente: Por Alejandro Colussi

"No nos anima la venganza ni la revancha", sostuvo Hermes Binner y fue lo mejor que pudo enviar como mensaje de una sociedad que quedó fragmentada después de tanta violencia electoral. El justicialismo podrá esbozar, y es cierto, que ésta fue su mejor gestión, pero tarde o temprano iba a tener que pagar por los Vernet, Reviglio, Vanrell, las inundaciones, los Martínez. Binner hizo un gesto maravilloso cuando se enfrentó al público sosteniendo que "no comparto la silbatina" cuando nombró al gobernador y al presidente. Binner sostuvo que era una "extraordinaria responsabilidad gobernar la provincia y para eso convocó a todos los santafesinos más allá de su color político y en particular a la juventud". Binner sorprendió con una alocución que no hizo durante su campaña, habló de la necesidad de otros valores y convocó a tener "más seguridad, mejores escuelas y hospitales". En el justicialismo deberá venir un debate interno profundo, después de 24 años, generó una nomenclatura cortesana plagada de amiguismo y descalificación de los militante. Deberá mirar a Agustín Rossi como la lógica de una forma distinta en donde se milite y no se pida subsidios o cargos. El peronismo deberá dejar atrás a Reutemann y Obeid y apostar a la mística militancia. Se vienen otros tiempos, y si nos llevamos por el discurso del flamante gobernador, sin odios ni revancha, serán seguramente... Buenos Tiempos.