Un cementerio de la ciudad está a punto de desaparecer
Hace años que se dejaron de hacer inhumaciones en el lugar. La puerta principal, de rejas negras, está cerrada con candado y sólo se abre para podar los árboles o cortar el pasto una vez al año. El último entierro fue en 1986.
Salomé Crespo - El Litoral
Saber que en nuestra ciudad hay un cementerio británico puede causar asombro. Es uno de esos lugares, de los tantos en nuestra ciudad, cuya existencia se ignora hasta que llega el momento de entrar, y estando allí con todos los sentidos despiertos, se advierte que podría ser un lugar de inspiración o la escenografía perfecta para un cuento de Edgar Allan Poe. O un lugar ideal para sentarse a leer bajo el sol, entre los árboles y disfrutar del espeso silencio. Sólo depende del nivel de superstición o valentía de quien decida acercarse.
El que tiene la suerte de ingresar por la puerta de rejas de hierro pintada de negro -cuyos barrotes están interrumpidos por un círculo con las iniciales CB en blanco- y después salir, caminando por sus propios medios va a sentir que el predio -de 15 metros por 40- tiene una mística particular, diferente de la que lo rodea. Parecería que el paso del tiempo se suspendió, murió ahí.
En el cementerio Británico de Santa Fe, hay sólo un par de tumbas rotas, tapadas por los yuyos que hicieron propio el espacio y algunos árboles que con sus ramas custodian el eterno descanso de quienes allí fueron sepultados.
Según se pudo saber, fue abierto por medio de la ordenanza número 2225 de 1924 -año en que la Municipalidad cede el predio-, para enterrar a los fallecidos en tierras santafesinas que llegaban en barcos de bandera británica o de cualquier nacionalidad que arribaran en las naves procedentes de la isla. El espacio donde encontraron el descanso definitivo los desafortunados navegantes, tal vez vinculados con el trabajo de lo que quedaba en pie de la industria frigorífica nacional que vivió su ocaso por aquella época -causada por la crisis mundial del año 1930-, ocupa un terreno en el borde suroeste del cementerio municipal y linda al oeste, con el paredón que lo separa del cementerio Israelita Latino Sefardí.
Una de las 70 tumbas -aproximadamente- que hay data del año 1937 y la última, según el libro de inhumaciones, es del 11 de junio de 1986 y pertenece a la señora María Dutruel de Smiles. Aparentemente, algunos de los sepulcros, son previos a la creación del cementerio como tal, pero no hay registro de eso. El cuidado del camposanto le correspondía a la Corporación Británica de Santa Fe, ya desaparecida, lo que explica el estado de abandono en el que se encuentra.
``Obviamente que con el paso del tiempo se fue deteriorando todo, el descuido se fue agravando. Cuando me hice cargo de la necrópolis, en junio del año pasado, ya tenía puesta la cadena y el candado'', cuenta Claudio Ainbinder, director del cementerio municipal.
También explicó que cuando consultó sobre el estado del predio destinado a la comunidad británica, supo que hacía cuatro o cinco años que estaba cerrado ``por cuestiones de seguridad y además porque hacía años que nadie lo visitaba ni se hacían entierros''.
``Actualmente, más allá de que tuvo una administración privada, se cortan los pastos y se podan los árboles, al menos una vez por año, pero es lo único que se hace'', comentó Ainbinder.
Ahora, sólo queda que el tiempo siga su paso para que el cementerio británico vuelva a la administración municipal.
Obras en el municipal
En el cementerio local se están realizando algunas obras como la construcción de un nuevo espacio para depositar cenizas. El recién habilitado cenizario fue hecho con mano de obra municipal y recursos del propio cementerio. La construcción surge porque se colmó la capacidad del anterior.
También se centralizó la seguridad del lugar en la patrulla urbana ocupada en el cuidado de la necrópolis.
El mejoramiento de la iluminación del cementerio, la elevación del paredón oeste -a cuatro metros-, la poda de árboles muy antiguos, la refacción e impermeabilización y puesta en valor de la parte administrativa del departamento crematorio, completan las reformas hechas en el predio del cementerio municipal.
Leyendas
Las lápidas de algunas tumbas del cementerio británico contienen leyendas, muy similares a las que se pueden encontrar en la necrópolis local.
En una de las más antiguas se puede leer: ``Capt. Keith Williams'' del 23 de marzo de 1939.
En otras inscripciones se lee: ``In memory of Dadly Spenjard Riches'', nacido en Londres el 8 de junio de 1888 y muerto el 17 de mayo de 1948 en Santa Fe. ``Erected by his loving wife'', rezaba la piedra.
También ahí descansan Herbert Gatcombe Norman y Robert Henry Smiles. En la tumba de Alice Maun nacida el 30 de junio de 1904 y muerta en noviembre de 1934 dice en inglés: ``Hija mayor de Charles Warres y Alice Emma Mary Kay de Inglaterra. En la parte inferior de la lápida dice: ``I am the resurrection and the life''. ``Frederick Stevens'' nació en la India en 1860 y murió en Santa Fe en abril de 1937 y también descansa en el cementerio británico.