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Una semana antes de viajar a Valencia para presidir la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias, el Papa acusó ayer a una parte de la prensa de "denigrar o ridiculizar el valor del matrimonio y la familia, célula primaria de la comunidad humana". En su discurso al nuevo embajador de Uruguay ante la Santa Sede, Mario Bosco Cayota, que le presentó las cartas credenciales, el Papa Ratzinger volvió a rechazar los matrimonios homosexuales, que el gobierno socialista español del premier José Luis Rodríguez Zapatero promovió con una ley hace un año.
Los derechos de la familia "no pueden ser disipados ante otras formas de unión que pretendieran usurparlos", afirmó Benedicto XVI. El Papa destacó que el matrimonio es una unión prevista "sólo entre un hombre y una mujer", que los medios de comunicación social en parte denigran "favoreciendo así el egoísmo y la desorientación en lugar de la generosidad y el sacrificio necesarios para mantener vital esta auténtica célula primaria de la comunidad humana".
Benedicto XVI atacó también el aborto, la fecundación asistida y el uso de células estaminales de embriones. La Iglesia espera realizar una notable prueba de fuerza en el V Encuentro Mundial de las Familias, que el Papa clausurará el sábado y domingo próximos con dos encuentros multitudinarios. Se espera que entre un millón y medio y dos millones de católicos concurrirán allí.
El sábado 8 el Papa será recibido por los reyes de España y a su vez recibirá en audiencia a Zapatero, a quién la Iglesia considera su peor adversario en Europa Occidental. Existe un clima de tensión que produce crecientes expectativas en torno al encuentro.
Los días previos al viaje papal han sido marcados por muy duras declaraciones del ultraconservador cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, presidente del Pontificio Consejo de las Familias, uno de los "ministerios" del Papa. López Trujillo atacó a España y otros países europeos. Dijo que "tememos que frente a la legislación actual, hablar de la defensa de la vida y de los derechos de la familia está convirtiéndose en algunas sociedades en una suerte de delito contra el Estado, una forma de desobediencia al gobierno, una discriminación contra las mujeres. La Iglesia corre riesgo de ser llevada ante alguna Corte Internacional". En España, antiguo bastión del catolicismo, la práctica de la fe está en decadencia. El 63% de los jóvenes se declaran católicos pero sólo el 14,2% va a misa.
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